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Los científicos están explorando cómo utilizar el asbesto presente en los desechos mineros para almacenar grandes cantidades de dióxido de carbono en el aire y ayudar a lidiar con la crisis climática.
El asbesto es un mineral natural que antiguamente se utilizaba ampliamente como aislante térmico y retardante de llama en edificios. Estos usos son bien conocidos por sus propiedades cancerígenas, pero se han empleado en ciertos frenos de automóviles y en tejas para techos y tejados en la industria del cloro. Aunque 67 países prohíben actualmente el uso de materiales de fibra, Estados Unidos no se encuentra entre ellos.
Ahora, los investigadores se centran en ciertos tipos de asbesto fibroso, que son residuos de la minería. Según Eos, la altísima calidad que hace que el asbesto sea peligroso por inhalación también lo hace muy apto para capturar partículas de dióxido de carbono que flotan en el aire o se disuelven en la lluvia. El informe detalla que la gran superficie de las fibras las hace altamente reactivas y fáciles de convertir en carbonatos inofensivos al mezclarse con dióxido de carbono. Este proceso ocurre de forma natural cuando el asbesto se expone a gases de efecto invernadero.
Según MIT Technology Review, estos materiales estables pueden retener gases de efecto invernadero durante millones de años y han demostrado ser una opción viable para absorber grandes cantidades de dióxido de carbono de la atmósfera. Los científicos esperan compensar primero las grandes emisiones de carbono de las actividades mineras y luego ampliar los esfuerzos para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.
Gregory Dipple, investigador principal en este campo, declaró a MIT Technology Review: «En la próxima década, descarbonizar las minas nos ayudará a generar confianza y experiencia para reducir las emisiones. Y la verdadera minería ya está en marcha».
Según Jackson Bird, presentador del podcast Kottke Ride Home, cuando estas sustancias entran al océano por escorrentía, también se produce mineralización. Los organismos marinos utilizan estos iones para formar sus conchas y huesos, que con el tiempo se convierten en caliza y otras rocas carbonosas.
El almacenamiento de carbono es un medio necesario para reducir la cantidad de dióxido de carbono en la atmósfera. Sin él, es improbable que alcancemos nuestros objetivos de carbono y evitemos las peores consecuencias de la crisis climática.
Los científicos también están explorando cómo utilizar los desechos de otras industrias mineras, como las del níquel, el cobre, los diamantes y el platino, para capturar carbono. Estiman que podría haber suficiente material para detener todo el dióxido de carbono que la humanidad ha emitido jamás, e incluso más, informa Bird.
Actualmente, la mayoría de las sustancias se encuentran fijadas en rocas sólidas que nunca han estado expuestas al aire, lo que inicia dichas reacciones químicas. Por ello, los científicos que estudian la eliminación del carbono buscan maneras de aumentar la exposición y acelerar esta respuesta, generalmente lenta, para convertir los residuos mineros en un potente promotor de la resistencia a la crisis climática.
El informe del MIT detalla cuántas intervenciones se probaron: extraer materiales, triturarlos en partículas más finas, extenderlos en capas delgadas y, finalmente, dispersarlos en el aire para aumentar la exposición a la superficie de reacción del material de dióxido de carbono. Otras requieren calentar o añadir ácido al compuesto. Eos informa que algunas incluso utilizan esteras bacterianas para iniciar reacciones químicas.
“Buscamos acelerar este proceso y transformarlo de una pila de residuos de asbesto en un depósito de carbonato completamente inocuo”, afirmó la geomicrobióloga Jenine McCutcheon, quien se dedica a convertir los relaves de asbesto abandonados en carbonato de magnesio inocuo. Gimnastas y escaladores utilizan polvo blanco para mejorar el agarre.
Roger Aines, director del Programa de Carbono del Laboratorio Nacional Lawrence Livermore, dijo a MIT Technology Review: “Esta es una oportunidad enorme, aún no desarrollada, que puede eliminar mucho dióxido de carbono”.
El informe continúa señalando que quienes proponen la nueva estrategia se preocupan por los costos y las restricciones de terreno. Comparado con otras técnicas de reducción, como la plantación de árboles, este proceso es costoso. Además, podría requerir una gran cantidad de terreno para esparcir suficientes materiales nuevos extraídos para reducir significativamente las emisiones de carbono, lo que dificulta su ampliación.
Bird también señaló que todo el proceso puede consumir mucha energía y, si no se evalúa cuidadosamente, puede contrarrestar los beneficios de captura de carbono que se intenta crear.
Finalmente, existen muchas preocupaciones en torno a la toxicidad de estos materiales y la seguridad de su manipulación. MIT Technology Review señaló que esparcir polvo de asbesto en el suelo o convertirlo en polvo para aumentar la circulación del aire ha causado riesgos de seguridad para los trabajadores y residentes cercanos.
Bird concluyó que, a pesar de ello, el nuevo programa puede ser “una opción prometedora para añadir muchas otras soluciones, porque todos sabemos que no habrá una panacea para la crisis climática”.
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Hora de publicación: 05-nov-2020